martes, 20 de noviembre de 2012

LA TRINIDAD Y LOS ADVENTISTAS QUE CREIA ELENA G.WHITE


Si eres cristiano no adventista y te apoyas en la Biblia para cerciorarte de toda creencia y doctrina, así como debe ha
cerse y hacemos también los cristianos adventistas, me es necesario decirte que la Biblia ofrece suficientes evidencias de la existencia de Dios en tres personas, aunque dejemos fuera de la ecuación a versículos como Mateo 28:19 y 1 Juan 5:7. Los atributos personales asignados al Espíritu Santo en la Biblia son indiscutibles e incontables y entre ellos se encuentra el enseñar (Juan 14:26; Lucas 12:12). El Espíritu Santo convence (Juan 16:8). Además de esto el Espíritu Santo testifica (Juan 15:26; Romanos 8:16), guía (Juan 16:13), intercede (Romanos 8:26, 27), oye (Juan 16:13), habla (Juan 16:13; Hechos 9:29), revela (1 Corintios 2:10), inspira (2 Pedro 1:21), llama (Hechos 13:2; 20:28), envía (Isaías 48:16; Hechos 13:4) y prohíbe (Hechos 16:6, 7). Al Espíritu Santo se le invoca (Ezequiel 37:9), no se le puede mentir (Hechos 5:3), tentar (Hechos 5:9), resistir (Hechos 7:51), entristecer (Efesios 4:30), hacer enojar (Isaías 63:10), ultrajarle u ofenderlo (Hebreos 10:29), o blasfemar contra Él (Mateo 12:31).

Si eres Adventista del Séptimo Día debo decirte que más y más adventistas afirman que las doctrinas de la Trinidad y la existencia del Espíritu Santo como persona no eran creencias de Elena G. White o de los pioneros Adventistas del Séptimo Día. Esto fue cierto al comienzo del movimiento adventista, pero no todo el tiempo según nos explica El teólogo e historiador denominacional adventista Samuel Bacchiocchi, autor de conocidos libros como “De Sábado a Domingo” y “El Cristiano y la Música Rock”, al escribir en la segunda página de su boletín informativo # 150 de “Endtimes” en ingles:

“Contrario a lo que creen algunos adventistas, Elena G. White no apoyó las doctrinas anti-trinitarias de algunos de los pioneros. Por el contrario, ella fue mayormente responsable en guiar a la mayoría de los pioneros en aceptar la doctrina bíblica de la Trinidad. La excepción fue Urías Smith, quien permaneció siendo antitrinitario toda su vida” (http://www.biblicalperspectives.com/endtimeissues/et_150.pdf).

Aunque Elena G. White no aceptó esta doctrina hasta 1898, tampoco se opuso abiertamente a ella durante los primeros 54 años de su ministerio (1844-1898) tal como hicieron otros pioneros, incluyendo su mismo esposo. Finalmente en 1898 ella aceptó, abrazó, apoyó y escribió sobre esta verdad. Es posible que muchos adventistas en diversas partes del mundo no conozcan estos detalles y como resultado estén rechazando las doctrinas de la Trinidad y del Espíritu Santo como tercera persona de la Deidad basado en lo que piensan que fue la posición constante e incambiable de Elena G. White y los demás pioneros.

Es por eso que el propósito de este estudio es hacer meditar y reflexionar a toda persona que dude sobre la base bíblica de la Trinidad y del Espíritu Santo como Dios y tercera persona de la Deidad basado en la posición de Elena G. White al respecto, después de analizar las evidencias contundentes e inequívocas de que ella apoyó esta doctrina durante los últimos años de su vida.


Elena G. White creyó en la Deidad durante los diecisiete últimos años de su vida.

Las preguntas que surgen son: ¿Por qué tomó tanto tiempo para que Elena G. White creyera y aceptara esta verdad y por qué creerla solo durante los últimos diecisiete años de su vida? ¿Cambió Elena G. White de posición con respecto a la Divinidad del Espíritu Santo como persona independiente del Padre y del Hijo? Elena G. White si cambió de posición respecto a esta doctrina pero no fue la única vez que esto ocurrió, como mostraremos más adelante. La verdad fue algo que llegó de forma progresiva, así lo cree la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) en lo que respecta a Elena G. White y la luz recibida e impartida. Muchas otras verdades también tomaron tiempo en llegar al seno de la iglesia. Según el Teólogo y Director de Historia Denominacional de la Universidad Adventista de Andrews, Doctor Jerry Moon, Elena G. White no creyó todas las Creencias Adventistas actuales desde el mismo comienzo de su ministerio. Ella no guardó su primer sábado hasta casi dos años después del chasco (1846), aunque ya estaba recibiendo visiones. Otro ejemplo es la Reforma Pro-Salud, ella no la aceptó y adoptó en su propia vida hasta el 1867, lo que significa que por 23 años después del chasco Elena G. White y los pioneros no solo comían carne, sino todo tipo de carne incluyendo las prohibidas en Levítico 11, según nos dicen la páginas 18 y 19 del mismo documento en ingles citado anteriormente (http://www.biblicalperspectives.com/endtimeissues/et_150.pdf).

Un ejemplo más conocido fue el de la Justificación por la Fe, creencia traída a la IASD por los pastores Waggoner y Jones y no aceptada por EGW hasta 1888, cuarenta y cuatro años después del chasco. Aproximadamente en ese mismo tiempo EGW aceptó la Divinidad de Cristo. Estos son ejemplos de la luz progresiva que fue llegando de forma gradual. Algo que no se detuvo en 1888 ya que diez años más tarde EGW acepta la Doctrina de Espíritu Santo como tercera persona de la Deidad y escribe lo siguiente:


"El Padre no puede describirse mediante las cosas de la tierra. El Padre es toda la plenitud de la Divinidad corporalmente, y es invisible para los ojos mortales.El Hijo es toda plenitud de la Divinidad manifestada. La Palabra de Dios declara que él es "la imagen misma de su sustancia" (Heb. 1: 3). "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3: 16). Aquí se muestra la personalidad del Padre. El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo" (Special Testimonies, Serie B, Nº 7, págs. 62, 63. Año 1905).

No perdamos de vista lo que dice la última parte de la declaración mencionada porque si existe una declaración de EGW en el cual está en juego su inspiración, es esta que menciona específicamente a las tres personas en nombre de quienes debe ser bautizado todo creyente.


Elena G. White repitió y ratificó la formula bautismal presente en Mateo 28:19

De acuerdo a la Enciclopedia Británica, la Iglesia Católica alteró la formula bautismal original de que todo creyente fuera bautizado en nombre de Jesús, como declaran cada uno de estos versículos del Nuevo Testamento: Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; 22:16; Rom. 6:3-4; 1 Cor. 1:13; 6:11; Gál. 3:27; Col. 2:12 y Santiago 2:7. Eusebio de Cesárea, que vivió en los años 265-339 DC, al citar Mateo 28:19, lo hizo de la siguiente manera: "Id y haced discípulos en todas las naciones en mi nombre, ensenándoles que observen todas las cosas que os he enseñado". Sin embargo, ya antes de esto, teólogos de la iglesia primitiva de forma casi unánime, creían en la Deidad compuesta por tres personas como nos indica la explicación de Génesis 1:26 por el Comentario Bíblico Adventista, Tomo 1, p. 226 y 227:

“Desde el mismo principio, el Registro Sagrado proclama la preeminencia del hombre por encima de todas las otras criaturas de la tierra. El plural "hagamos" fue considerado casi unánimemente por los teólogos de la iglesia primitiva como que indica a las tres personas de la Deidad. La palabra "hagamos" requiere, por lo menos, la presencia de dos personas que celebran un consejo. Las declaraciones de que el hombre había de ser hecho a "nuestra" imagen y fue hecho "a imagen de Dios", llevan a la conclusión de que los que celebraron consejo deben ser personas de la misma Deidad. Esta verdad, implícita en varios pasajes del AT, tales como el que hemos tratado aquí y Gén. 3: 22; 11: 7; Dan. 7: 9, 10, 13, 14; etc., está plena y claramente revelada en el NT, donde se nos dice en términos inconfundibles que Cristo, la segunda persona de la Deidad -llamada Dios por el Padre mismo (Heb. 1: 8)- estuvo asociada con su Padre en la obra de la creación. Textos como Juan 1: 1-3, 14; 1 Cor. 8: 6; Col. 1: 16, 17; Heb. 1: 2 no sólo nos enseñan que Dios el Padre creó todas las cosas por medio de su Hijo sino que toda vida es preservada por Cristo”.


Y por supuesto, Elena G. White, no pone en tela de juicio la autenticidad de la Deidad o de la formula bautismal que está incluida en Mateo 28:19 como pudieron notar en la última parte de la declaración suya en la cual especificó que "en el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo".El único texto bíblico al cual Elena G. White pudo estarse refiriendo al escribir lo citado es precisamente Mateo 28:19 que dice: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". No hay un segundo versículo en la Biblia que encierre esta fórmula bautismal que hoy usa todo el cristianismo incluyendo el adventismo. Si la porción de Mateo 28:19 que tiene que ver con la trinidad no estaba en el original y fue más tarde adicionada por la Iglesia Católica, acusación que se repite con frecuencia, aun en círculos adventistas, ¿Puede establecerse de forma inequívoca entonces que Elena G. White fue inspirada al repetir y ratificar una enseñanza añadida a la Biblia por el mismo poder católico a quien se opuso concerniente a todo lo demás?

Obviamente Elena G. White repitió o ratificó la forma bautismal que incluye la Divinidad en Mateo 28:19 al escribir: "En el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe" porque en todo su ministerio no se le mostró que este fue un versículo fraudulento o que la doctrina allí encerrada era doctrina de hombres. Al sostener la formula bautismal de Mateo 28:19, EGW estaba apoyando una verdad de Dios o un engaño de Satanás y si es lo segundo, EGW no podía haber sido inspirada por Dios o una verdadera profeta al haber sido coparticipe de un engaño introducido en el cristianismo con relación a una formula bautismal anti bíblica y contribuir a que ese engaño se introdujera y fuera puesto en práctica en la Iglesia Adventista.

He aquí otras citas de Elena G. White que también ponen en tela de juicio su inspiración si la Deidad compuesta de tres personas no fuera una realidad.

"El Espíritu Santo es un agente libre, activo e independiente. El Dios del cielo usa su espíritu como a él le place; y las mentes humanas, el juicio humano y los métodos humanos, no pueden fijar límites a su obra, o señalar un canal por el cual deba obrar, así como no pueden decir al viento: 'Te prohíbo soplar en tal dirección y comportarte en tal o cual manera.' "-ST, marzo 8 de 1910.

“El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que pudiese solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino.”-DTG 608.

“Al describir a sus discípulos la obra del Espíritu Santo, Jesús quiso inspirarlos para que alcanzaran el mismo gozo y la alegría que llenaba su propio corazón. Se regocijó con la ayuda abundante que había provisto para su iglesia. El Consolador era el más excelso de los dones que podría solicitar al Padre con el propósito de exaltar a su pueblo. Fue dado como el agente regenerador, y sin este don el sacrificio de Cristo hubiera sido en vano. Por siglos el poder maligno se había fortalecido hasta el punto que era asombrosa la sumisión del hombre a la cautividad satánica. El pecado puede ser resistido y vencido únicamente por la intervención poderosa de la tercera persona de la Deidad, que no vendría con una energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace efectivo lo que logró el Redentor del mundo. Mediante el Consolador el corazón se purifica. Gracias a su obra el creyente llega a ser participante de la naturaleza divina. Cristo nos dio el divino poder de su Espíritu para que podamos vencer las tendencias al mal, sean heredades o cultivadas, y para imprimir en la iglesia su propio carácter”.- Review and Herald, 19 de noviembre de 1908.

Existen muchas otras citas de EGW que prueban, al igual que las mencionadas, que EGW creyó en la Trinidad y en el Espíritu Santo como tercera persona de la Deidad durante sus últimos años de vida. Sin embargo solo hemos provisto algunas de las traducidas oficialmente al español. Existen muchas otras citas que se encuentran en libros de EGW en ingles no traducidos al español que no hemos usado en este artículo.

Sin embargo, hay personas que preguntan: “¿Qué importa si yo no creo en el Espíritu Santo como persona? Mi salvación no depende de eso, con solo creer en Cristo, que Él es Divino y que el Padre es Divino, ya es suficiente”.

Cuando se trata de Dios, de los atributos y personas que lo componen, no debemos asumir o tomar muy ligeramente nada, o simplemente descartarlo como opcional de acuerdo a nuestro punto de vista humano, especialmente si tomamos en cuenta lo que dice y significa este texto Bíblico encontrado en Oseas 7:13 y lo que el Comentario Bíblico Adventista comenta sobre él: "!!Ay de ellos! porque se apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí". 

“Hablaron mentiras contra mí. El profeta no acusa aquí al pueblo de que hubiera dicho mentiras sólo contra hombres (vers. 3), sino de algo que es más grave: de mentir contra el Señor o en cuanto a él. Entre tales mentiras podría incluirse la negación de la deidad esencial como atributo exclusivo de Dios, y también la negación de su poder o voluntad ya fuera para proteger o para castigar. 0 quizá el profeta quería decir que esas mentiras consistían en aproximarse hipócritamente a Dios con los labios, mientras que el corazón estaba muy lejos de él” (cf. Isa. 29: 13). [CBA T4 Comentario sobre Oseas 7:13). 


En resumidas cuentas, no se puede creer en Elena G. White como profeta de Dios y negar la trinidad a la misma vez. Ambas cosas no pueden ciertas y verdaderas. Si rechazamos estas dos creencias, estamos rechazando a EGW pues ella las apoya. Cualquier cita de EGW sobre este tema previo a 1898, fue escrita cuando ella no poseía toda la luz referente a la Trinidad y a Dios Espíritu Santo por lo tanto, usar dichas citas como evidencias de que EGW no aceptaba la Trinidad y el Espíritu Santo, no es ser honesto con los demás ni con uno mismo. Usar citas de Elena G. White para contradecir una doctrina bíblica y a la vez contradecir la misma posición que asumió más tarde es un acto deliberado de engaño y disensión. Hacer tal cosa, como hacen muchos, es intentar no solo que Elena G. White se contradiga a si misma sino que contradiga la Biblia. Y si hubo testimonios suyos que hablan en contra de la trinidad antes de ella haber recibido esa luz, se deben aplicar sus propias palabras y su propio consejo ante esos testimonios: 

"Si los Testimonios no hablan según la Palabra de Dios, rechazadlos. No puede haber unión entre Cristo y Belial(2 JT 302). 

Nuestro Señor Jesucristo le dijo a los judíos: "No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras? (Juan 5:45-47).

Hoy ocurre lo mismo con adventistas que tienen en Elena G. White su esperanza como los judíos en Moisés. Sin embargo, en vez de no creer en Jesús, el segundo miembro de la Deidad, como sucedía con los judíos, no creen en el Espíritu Santo, el tercer integrante de la Deidad. Las palabras del Espíritu Santo a los adventistas que no creen en Él serian idénticas a las de Cristo a los judíos que no creían en Él con una excepción, ahora es el Espíritu Santo, no Jesús, el que habla:

"No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Elena G. White, en quien tenéis vuestra esperanza. Porque si creyeseis a Elena G. White, me creeríais a mí, porque de mí escribió ella". 

Y así mismo sucedió, Elena G. White escribió de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo y que en cada uno de ellos individualmente se encuentra toda la plenitud de la Divinidad.


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